Nunca es fácil sacar adelante una empresa, pero en las circunstancias actuales parece algo extraordinario el poder tener unas cuentas saneadas. A pesar de que el camino para lograr dicha meta tiene muchos obstáculos, con esfuerzo y ayuda de las instituciones, se debería mantener a flote nuestros negocios.
En el último año, la economía mundial ha sufrido una crisis sin precedentes que ha afectado en especial a España con una bajada del PIB del 11%. Podemos pensar que este descenso se debe a la disolución de muchas empresas que no han podido soportar la situación. Sin embargo, tiene que ver más bien con la reducción de la actividad empresarial.
Una muestra de dicha situación se muestra en el siguiente gráfico.
Se puede observar que durante el primer trimestre de 2020 se disolvieron menos empresas que en años anteriores. En los siguientes trimestres aumentaron las empresas disueltas, pero siempre a niveles parecidos a otros años. Una causa para explicar este hecho es la ayuda de las administraciones a través de los ERTE.
A pesar de que no se haya destruido muchas más empresas que en años anteriores, ese cese de parte de la actividad ha supuesto un empeoramiento del Índice de cifra de negocios empresarial (ICNE).
Se observa claramente como desde el comienzo de la pandemia dicho índice ha sufrido un decrecimiento severo. A pasar de una recuperación posterior con la llegada de la época estival, los niveles se posicionan inferiores a los de 2019.
Junto a este índice, se debe mostrar el indicador de confianza empresarial, donde los empresarios muestran la visión y expectativas sobre su negocio. El siguiente gráfico no deja dudas.
El gráfico nos muestra que los empresarios no tienen buenas expectativas de sus negocios, al menos, a corto plazo.
No obstante, el objetivo de este artículo es mostrar que hay oportunidades para que la coyuntura actual no sea el final de nuestra empresa.
¿Qué podemos hacer?
Los cambios siempre suelen ser fuentes de conflictos en las empresas y, normalmente, se suelen evitar. Sin embargo, a día de hoy es la única solución. Por tanto, una vez decidido que tenemos que realizar cambios en nuestra organización, el siguiente paso es decidir donde realizarlos. A continuación, se enumeran una serie aspectos esenciales para adaptar nuestras empresas a este difícil reto que es la pandemia del COVID.
- Transformación digital. Incorpora tecnología al servicio de la empresa que permitan flexibilizar y acelerar nuestra adaptación al cambio.
- Comercio Electrónico. Aunque hace años que la venta online llegó, hoy más que nunca en un mundo globalizado y que desde marzo de 2020 nos hemos visto obligados a reducir el contacto físico este canal de venta se convierte en la mejor opción de comercialización.
- Uso de las redes sociales para publicitar nuestra empresa y nuestros productos y/o servicios. Actualmente es el mejor medio para hacer publicidad y con un coste relativamente bajo.
- Gestión del talento. El personal de la empresa tiene un papel tan fundamental como el capital financiero o el capital físico de la organización. Conscientes de ello cada vez más empresas invierten en nuevos modelos de gestión de equipos que permita el desarrollo de sus destrezas y competencias en pro de la operatividad de los procesos productivos.
- Financiación. Usar todas las ayudas que desde las diferentes administraciones se proporcionan, ya sean, ayudas directas, bonificaciones fiscales o subvenciones.
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